La Organización Regional de Pueblos Indígenas del Oriente (ORPIO) alienta al Estado y a las comunidades indígenas reunidos en Saramurillo (río marañón) a continuar con el diálogo hasta haber adoptado acuerdos confiables y realizables construido sobre la base de la urgencia de llevar adelante un plan de acción con plazos razonables y financiamiento asegurado. La atención integral de las personas que conviven con la tierra y el agua envenenada por el petróleo y el mejoramiento de las infraestructuras sociales es prioritario al igual que el mantenimiento del Oleoducto Norperuano a fin de acabar con los derrames recurrentes que ha convertido en insostenible la vida y el bienestar de las personas afectadas.
Es muy urgente, también, acordar avanzar con un plan de remediación de las fuentes naturales o fuente de vida de los pueblos indígenas contaminadas. Estas y otras principales demandas de las comunidades indígenas convocadas en Saramurillo ya han sido admitidas por el actual gobierno nacional y corresponde concretar en el terreno de los hechos con seriedad y prontitud.
La sostenibilidad de cada uno de los resultados de los planes que se han de generar del diálogo dependerá de la suficiente, efectiva y cualitativa –implica capacitación y acreditación oficial– participación de las comunidades indígenas de conformidad con el Convenio 169 de la OIT. El desempeño de los quehaceres por sí misma del Estado en el territorio de los pueblos indígenas no ha sido saludable. Los males de los últimos 40 años alrededor de la actividad petrolera en Loreto constituyen una irrefutable evidencia de la ineficacia y la dolorosa desconsideración de la vida y la cultura originaria.
Todavía no se ha logrado remontar los impactos de la ausencia e indiferencia del Estado. El Estado está impregnado de desconfianza y encarna al peor demonio ante la mirada de fe y esperanza de miles de personas que hoy exigen el advenimiento del amor, la verdad y la justicia. La zona ha sido declarada en emergencia por tratarse de una situación desastrosa. El Estado llegó a Saramurillo catapultado por la fuerza de la realidad que hombres y mujeres han explicado y defendido con su propio lenguaje, humildad y valentía.
La historia le ha dado a este gobierno la oportunidad de hacer transitar al Estado desde la mentira hacia la verdad, desde la indiferencia hacia el reconocimiento de los derechos colectivos, desde el pasado vergonzoso hacia el presente responsable y de consenso, desde la enemistad hacia la amistad duradera.