ORPIO está haciendo los mejores de los esfuerzos para crear capacidades y oportunidades con la finalidad de contribuir con la defensa del territorio ancestral de comunidades indígenas que se han visto, en la última década, fuertemente amenazadas por las actividades extractivas, invasión de foráneos, cultivo de coca y tráfico de tierra. Los impactos de estas reprobables actividades afectan directamente la vida y el ejercicio copioso de la cultura propia que constituye la base de la subsistencia y el quehacer diario.
De la mano con las comunidades, organizaciones y fundaciones caminamos hacia la organicidad del Estado competente de la gestión del bosque y de la tierra en busca de la forma y de los actores que conllevan a la indecencia el desempeño de la función pública en agravio de los pueblos indígenas y en beneficio de grupos interesados en llevarse abajo miles de hectáreas de bosque virgen. Las comunidades guardan y mantienen vigente testimonios que riñen, sin escrúpulo y desvergüenza, con el respeto, la dignidad, la falta de humildad y abuso de autoridad que han proferido policías y agentes del ministerio de agricultura de Loreto. Por ejemplo, el apu Lino García Cariajano y pobladores de la Comunidad Nativa Remanso del Yavarí han sido vilmente vejados por un contingente de la PNP. Llegaron con prepotencia juntamente con el titular de la agencia agraria de Caballo Cocha para favorecer o hacer prevalecer la queja de una cofradía de “israelitas” que una semana atrás habían sido expulsados por invadir el territorio de la comunidad. Las autoridades de Remanso han defendido el derecho de los pueblos indígenas al territorio más allá de un título de propiedad y que ningún foráneo puede venir a imponer una orden de ocupación con el pretexto bíblico de la tierra prometida y el encaminamiento de un engaño de tesitura fundamentalista que podría desencadenar una espiral de violencia. La horda había abandonado Remanso dejando un claro de mensaje de represalia.
El apocalipsis de la tierra prometida podría volverse inminente si las autoridades no actúan con arraigo a las normas vigentes, respeto de los derechos colectivos y abundante cuota de transparencia. El camino de esta falsa providencia procura convertir el bosque en cultivos ilícitos, diversos o homogéneos de extensa frontera que ha de profundizar la situación de extrema pobreza de las comunidades y adelgazará la posibilidad de vida de los pueblos indígenas en aislamiento voluntario de la zona Yavarí – Tapiche y Yavarí – Mirim.
Qué está haciendo ORPIO para arrostrar esta amenaza. Se ha iniciado conversaciones y acuerdos con las comunidades afectadas para fortalecer el músculo de la unidad y el trabajo conjunto para defender el territorio con la ayuda de herramientas tecnológicas que han de generar información actualizada del terreno de los hechos. Las autoridades recibirán esta información para la toma de decisiones oportunas y objetivas. La experiencia de la Comunidad Nativa Patria Nueva y Nueva Saposoa del Distrito de Callería (Ucayali) –Comunidades shipibo – conibo que he tenido la bendición de visitar en los últimos dos días– servirá de modelo debido al éxito del esfuerzo que ha hecho posible liberar el territorio ancestral de la ocupación de invasores despiadados.
Es posible avanzar en una combinación saludable entre el ejercicio de los derechos colectivos y el desempeño responsable de la función pública. El Estado peruano no puede seguir el camino equivocado de propiciar el caos en la vida de miles de personas que dependen directamente de las bondades del territorio ancestral: Los pueblos indigenas y los pueblos en aislamiento voluntario. Debería ayudar a practicar la riquísima cultura milenaria y asegurar los derechos existentes.