El 4 de diciembre, en el distrito de Mazán, se desarrolló el Taller Participativo correspondiente a la etapa de elaboración del Estudio de Impacto Ambiental detallado (EIA-d) del proyecto “Construcción de la Carretera Bellavista – Mazán – Salvador – El Estrecho. Tramo Santo Tomás – Mazán”. La actividad fue convocada por el Servicio Nacional de Certificación Ambiental para las Inversiones Sostenibles – SENACE y contó con la participación de representantes de Provías – MTC, SENACE y de la empresa consultora Atalaya.
Desde ORPIO, como organización representativa de los pueblos indígenas de Loreto, se participó en el taller con el objetivo de acompañar a las comunidades y ejercer vigilancia sobre el cumplimiento del proceso participativo. Sin embargo, tras escuchar la exposición de la consultora, se constató que la presentación y el díptico entregado fueron exactamente los mismos que los difundidos en talleres anteriores —incluyendo Santo Tomás, Centro Arenal y San Antonio de Picuro Yacu— sin incorporar información específica sobre los hallazgos en el área de influencia correspondiente a Mazán.
Ante esta situación, ORPIO, a través de su vicepresidente, hizo entrega formal de una carta solicitando información precisa y completa, indispensable para garantizar una participación informada:
- Línea Base Ambiental completa (física, biológica y social) del área de influencia del proyecto en Mazán.
- Identificación y caracterización de los impactos ambientales preliminares.
- Estrategia y medidas de Manejo Ambiental consideradas hasta la fecha.
- Versión preliminar del Estudio de Impacto Ambiental Detallado (EIA-D) con los avances presentados durante el taller.
Aunque SENACE señaló que no podía recepcionar el cargo del documento en el taller y que este debía ingresar por mesa de partes virtual, sí dejó constancia en el acta de participación que ORPIO presentó formalmente la solicitud, comprometiéndose a brindar respuesta en un plazo de 30 días.
Durante la ronda de preguntas, las personas asistentes —incluyendo líderes y técnicos de ORPIO— plantearon consultas orientadas a contar con mayor claridad sobre el estado del estudio, los hallazgos ambientales y los posibles impactos en el territorio. No obstante, en lugar de respuestas concretas, se recibieron explicaciones generales y posturas cerradas frente a las observaciones y sugerencias presentadas.
Como organización indígena, preocupa que un taller participativo —que debe ser un espacio para promover información accesible, diálogo y participación efectiva— no cuente con presentaciones diferenciadas para cada comunidad ni con la información detallada que garantice un proceso transparente.
Además, se evidenció baja participación local, situación que debe ser considerada por SENACE y el titular del proyecto para asegurar convocatorias adecuadas, materiales comprensibles y metodologías que motiven la intervención de la población.
Desde ORPIO, reafirmamos nuestro compromiso de continuar solicitando la información necesaria y acompañando a nuestras federaciones base, porque defender los derechos de los pueblos indígenas y la integridad de sus territorios es nuestra responsabilidad.
