La Organización Regional de Pueblos Indígenas de Oriente (ORPIO), conformada por más de 500 comunidades indígenas que habitan en la cuenca oriental de la región Loreto, encarna el dolor y la profunda preocupación de tres comunidades indígenas fronterizas del Putumayo: Álamo, Primavera, Santa Rosa de Cauchillo y Huapapa; quienes en estos momentos están siendo abatidos por la arrogancia y desvergonzada obsesión del Gobierno de imponer un Parque Nacional en territorio ancestral. Para lograr el repudiable objetivo SERNANP y varias ONG han tenido que echar luz –durante más de cinco años– sobre un solo camino y han dejado deliberadamente en el olvido y escondido información sobre otras opciones de conservación reconocida por el Estado, como la Reserva Comunal.

En consecuencia, la mayoría de las comunidades que hoy están siendo consultadas para la categorización de la Zona Reservada Yaguas están avanzando por el camino que había sido  diseñado por los mecenas del conservacionismo ortodoxo y retrógrado, en efecto, se ha de excluir –de la coexistencia y subsistencia– del territorio heredado de sus antepasados a miles de indígenas.

El mundo entero reconoce que un Parque Nacional jamás ha sido compatible con los derechos colectivos y las aspiraciones de vivir armónicamente y para siempre en el vasto territorio que le dio la vida. Para ello, el Estado ha creado la figura de Reserva Comunal para garantizar la participación directa de los pueblos indígenas en la co-gestión, conservación y disminución del desarraigo cultural e histórico.

Hace más de 100 años en esta parte del Perú la vorágine del caucho acabó con la esperanza de bienestar y la vida de más de 60 mil personas a través del engaño, la tortura y el filo de la desunión. Los hombres de confianza (indígenas) reclutados por los varones del caucho derramaron la sangre de sus propios hermanos en una batalla fratricida sin precedentes en el Putumayo. Esta espeluznante historia no tiene que volver ni siquiera a dar señales de locomoción, aunque los móviles usados tienen algún parentesco.

SERNANP y las autoridades peruanas deben garantizar la paz, el consenso y el entendimiento mutuo en medio de un hervidero de intereses, aspiraciones y derechos vulnerados. Adjuntamos el pronunciamiento de las comunidades mencionadas.