La Organización Regional de Pueblos Indígenas del Oriente, ORPIO, se dirige a la opinión pública nacional, a los organismos internacionales de defensa de los derechos de los pueblos indígenas y autoridades en salud como: la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas sobre Derechos Humanos, y a las organizaciones de la sociedad civil, para manifestar lo siguiente:

En Loreto, Perú el proceso de vacunación acumula retrasos por diversas circunstancias, según el Director Regional de Salud de Loreto, el Dr. Carlos Calampa la demora de la vacunación se debe al difícil acceso por  la vaciante de los ríos amazónicos que dificulta la movilidad, la escasez de recursos económicos y humanos para la distribución de la vacuna, incluso manifiesta la demora por la inseguridad que siente el personal del salud para circular en los ríos por la proliferación del crimen armado, como ha sostenido recientemente en declaraciones ante la prensa regional y nacional.

Sin embargo, el Ministerio de Transporte y Comunicaciones, Ministerio de Agricultura, Ministerio de Desarrollo Inclusión Social con sus diversos programas y proyectos, si están llegando a estas zonas inaccesibles para la DIRESA de Loreto. Como Organización Indígena exhortamos a las autoridades que fortalezcan alianzas y encuentren la mejor manera de articulalr y apoyar la vacunación indígena, previa sensibilización. Pueblos indígenas corremos el riesgo de desaparecer, nuestras lenguas también se están desapareciendo con la muerte de nuestros sabios indígena.

Nos respaldan los hechos, en Loreto  según el portal oficial de MINSA (HISMINSA) se ha aplicado hasta el momento algo más de 240.000 dosis de vacunas contra la COVID, lo que equivales al 59,7% de las metas establecidas por el Estado para la inoculación de la primera dosis en la región.

Sin embargo, hay un hecho que está pasando desapercibido entre la población, pese a que sea de conocimiento limitado de las autoridades de salud. El proceso de vacunación está dejando relegadas una vez más a las comunidades nativas.

De acuerdo a fuentes de DIRESA, la meta inicial establecida por el Ministerio de Salud era (es) vacunar en Loreto a 118.055 miembros de comunidades con esquema completo de doble dosis. Sin embargo, según reportes internos de DIRESA Loreto de fecha de corte de 19/08/2021, hasta el momento se ha administrado la primera dosis a 10.969 representantes de la población indígena y la segunda, a 2.839 de ellos. Eso significaría que, de acuerdo a estas fuentes, hasta el momento se ha vacunado al 9.2% de la población indígena de Loreto con primera dosis y al 2.4% con la segunda

Esta situación evidencia, una vez más, la discriminación que en la práctica vienen padeciendo los indígenas por parte del Estado. El MINSA incumple su propio plan y lo modifica legalmente afectando a las poblaciones más vulnerablles y que tienen dificil acceso. El Minsa y las Diresas vienen incumplimiento y actualizando el Plan Nacional de Inmunizaciones del Estado Peruano que, a nivel normativo en un primero momento,  dispuso la vacunación de las poblaciones indígenas en la segunda fase del proceso a nivel nacional, como grupo prioritario intermedio junto con adultos mayores de 60 años, personas con comorbilidad y reos.

Al día de hoy, las comunidades indígenas son probablemente el grupo priorizado (supuestamente) en el Plan Nacional de vacunación que mayor retraso acumula en el cumplimiento de metas de vacunación.  La discriminación no solo se da en términos absolutos (con unos porcentajes de desempeño de vacunación inaceptables en perjuicio de un grupo vulnerable de peruanos de pleno de derecho), sino que, en términos relativos o comparativos, representa un agravio aún mayor.

Recordemos que la vacunación de los adultos mayores, grupo que estaba en el papel en el mismo nivel de prioridad que de los indígenas, alcanza hoy niveles de avance del 77% en primera dosis. Eso supone 60 puntos porcentuales de diferencia de este grupo frente al avance de la vacunación indígena. Incluso, el grupo de más reciente atención, el de los 40 años, que no tenia ninguna clase de prioridad relativa, alcanza hoy el 57% de vacunación en primera dosis en Perú: Porcentaje que no admite comparación con el que se registra para los indígenas. Para concluir baste decir que MINSA ha permitido que se haya iniciado la vacunación de población de la franja de edad de 30 años sin que antes se haya avanzado significativamente con la población indígena.

Por ese motivo. Desde el movimiento indígena se exige DIRESA que modifique su estrategia de vacunación, focalice y agilice la atención a las comunidades indígenas. Asimismo,se hace un llamado a MINSA para que establezca mecanismo que condicionen la provisión de vacunas a DIRESA Loreto, si antes no ha cumplido metas de vacunación a poblaciones indígenas, así como lo ha venido aplicando por criterios de franjas de edad. Primero avanzar con la población más vulnerable y con más necesidad por falta de presencia del sector salud en sus comunidades  desde hace muchos años.

El Estado (y MINSA y DIRESA en particular), deben cambiar su actitud resultadista de alcanzar metas de cobertura con criterios meramente cuantitativos. Eso quiere decir que, en lugar de masificar a atención, reintroduzcan variables que prioricen aspectos de equidad hacia grupos vulnerables como se había previsto inicialmente.

El hecho de que los pueblos indígenas estén siendo postergados como grupo vulnerable incluso a pesar de necesitar atención prioritaria, muestra el racismo, la desigualdad y las contradicciones que vivimos como país.

Consejo Directivo

Organización Regional de Pueblos Indígenas del Oriente

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